martes, 19 de noviembre de 2013

GLÜHWEIN. DOBLES (3)

¡La Navidad se aproxima sigilosamente, amigos! Lo sé porque en Stuttgart, las fiestas son de guardar y los domingos sagrados; aquí no trabaja ni el Tato, ni Perry. Pero este fin de semana ha sido diferente y a los empleados les ha tocado hacer horas extras para engalanar sus locales y atiborrarlos de espumillón, árboles, bolas, estrellas y orondos Papás Noel, más conocidos aquí como Weihnachtsmann.

Pero no sólo eso; el frío comienza a calar en los huesos y ya podemos ingerir Glühwein para caldearnos por dentro y por fuera. Por dentro, porque es un vino especiado que se bebe caliente y por fuera porque la taza templa las manos. La llegada de la Navidad aquí se presiente, no por el estreno del anuncio de la Lotería (afortunadamente), sino por la aparición, de la noche a la mañana, de varios establecimientos que en plena calle (en Stuttgart está permitido consumir alcohol en la vía) ofrecen este peculiar brebaje. De entrada, el vino caliente no resulta muy tentador pero ocurre como con las Pringles o el sexo, que haces ¡pop! y ya no hay stop. Una vez que te acostumbras a su sabor, la sensación es sumamente interesante.

¡Brindo por vosotros! Prost!
He investigado mucho para facilitaros la receta de un buen Glühwein. Es muy sencilla y lo podéis ofrecer en vuestras fiestas navideñas para asombrar a los invitados. Para empezar, deberíais disponerlos en un balcón, jardín o cualquier superficie que aguante su peso y en la que haga tantísimo frío como para que os imploren unas estufas o cualquier otro remedio que les haga entrar en calor. ¡Y ahí es cuando podréis sorprenderlos con este potingue tan curioso del que os doy la fórmula!

INGREDIENTES
  • 2 litros de vino. Que no sea Don Simón pero tampoco un Vega Sicilia. Si puede ser un poco afrutado, mejor.
  • 1 litro de agua
  • Un buen puñado de clavos. Me refiero a la especia...
  • Cuatro ramas de canela (mejor si las partís)
  • Media taza de Azúcar 
Poned una cacerola al fuego con todos los ingredientes. Esperad un rato, dando vueltas para que el azúcar se diluya, hasta que rompa a hervir. En ese momento, lo retiráis del fogón y lo servís en tazas (tamizándolo) para no abrasados los dedos.


Si preferís prepararlo antes, lo podéis meter en termos o calentarlo en el microondas.

Y allí estaba yo, más alemana, acalorada, alborozada y feliz que nunca, dando la bienvenida a la Navidad con mi Glühwein cuando llegó él; el tercero de mis parecidos. Bueno, tercero y cuarto porque el sujeto verdaderamente abarca dos en uno. Tras hacer un profundo sondeo, con una muestra de dos personas, he podido concluir que mi compañero de ingesta se parece a Alberto Ruiz-Gallardón y a Boris Izaguirre a partes iguales, dependiendo del ángulo desde el que se le observe. Os dejo las fotos para que seáis vosotros mismos los que decidáis a quien se os asemeja este hombre tan atractivo.

Aquí tira un poco hacia Gallardón...

En esta foto es idéntico a Boris Izaguirre... Miradle los ojos...
¡Dilucidad que yo me voy a tomar un vino! 

En la próxima entrega: El insólito, peculiar e incluso aterrador modo de captar clientes en algunos comercios de Stuttgart.

No hay comentarios:

Publicar un comentario